Imperio Romano

El nacimiento del imperio Romano se inicia con su expansión por todo el Mediterráneo, lo que permitió entre otras cosas una gran acumulación de riquezas que hizo mejorar la economía romana. El imperio de los césares se extendió a las zonas donde hoy se encuentra Europa, al norte de África y a una parte de Asia; sus dominios ocupaban una gran parte del mundo conocido y sus legiones marchaban para garantizar este dominio.

Esta progresiva expansión marcó el florecimiento del Imperio Romano, que a lo largo de su historia fue gobernado por cuatro grandes dinastías:

  • Dinastía Julio-Claudia: se constituyó como la primera dinastía en gobernar el imperio, se sucedió entre el 14 y el 68, estuvo marcada por las disputas de poder y el surgimiento de conflictos políticos internos y el debilitamiento del sistema esclavista; los emperadores Tiberio Claudio, Calígula y Nerón pertenecen a esta dinastía.
  • Dinastía Flavia: Ocupó el poder entre el 68 y el 96, es la dinastía que menos tiempo estuvo en el poder, Vespasiano, Tito y Domiciano, fueron los emperadores de esta dinastía, entre sus logros resaltan organizar las finanzas del estado y crear un sistema de obras públicas en todo el imperio, especialmente en Roma, para impulsar la economía imperial.
  • Dinastía Antonina: gobernó el imperio del 96 al 192, lo que la hace la dinastía más larga, a sus primeros regentes Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Lucio Vero se les conoce como los cinco emperadores buenos.
  • Dinastía de los Severos: última dinastía del Imperio Romano, ascendió al poder en el año 193 luego del asesinato de Cómodo último emperador de la dinastía Antonina, se caracterizó por mostrarse como una dictadura que gobernaba Roma; tras la muerte del emperador Teodosio en el año 395 d. C., el Imperio se dividió entre sus dos hijos, formado el Imperio de Occidente y el Imperio de Oriente.

Nacimiento del Imperio Romano oriental y occidental

Antes de su muerte Teodosio decidió dividir el Imperio Romano para ser gobernado por sus hijos, la parte oriental por Arcadio y la parte occidental por Honorio, se trataba de un recurso extremo para intentar salvar la gloria de Roma, aunque su declive como imperio era ya evidente.

Esta decisión del último emperador de la Dinastía de los Severos cambió la geopolítica de aquella época e influyó de manera notable en el ordenamiento del mundo, incluso sus efectos llegan hasta la actualidad; de acuerdo importantes historiadores este proceso aceleró las invasiones bárbaras y la disolución definitiva del imperio que dominó el mundo antiguo.

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Imperio romano de Occidente

El territorio occidental del Imperio romano, cuya capital era Mediolanum, la actual Milán, quedó formado por las provincias de Italia, Hispania, Britania, Galia Mauritania y el norte de África; Honorio soberano del naciente Imperio no logró mejorar la situación que atravesaban estas provincias que enfrentaban serios problemas políticos internos, así como el avance de las tribus bárbaras.

Hunos, suevos, vándalos, alanos y francos se convirtieron en las principales amenazas del imperio, sus ataques poco a poco fueron debilitando la resistencia de los romanos. Lo bárbaros comenzaron a convivir con los ciudadanos de este imperio, en algunos casos aliados, en otros como ocupantes. En el año 455 Roma es invadida y saqueada.

Luego de ello el territorio del Imperio romano de Occidente vivió un progresivo desmembramiento. La caída de Rómulo Augústulo, último emperador de este imperio, marcó su fin. Sin embargo, el Imperio romano de Occidente se entiende como el origen de lo que hoy en geopolítica se denomina Occidente, que reúne a Europa y los países del continente americano surgidos tras el colonialismo.

El territorio occidental quedó bajo el dominio de diversas tribus bárbaras que dieron origen a importantes reinos medievales que consolidaron su dominio en la Edad Media y se convirtieron posteriormente en los Estados europeos.

Monedas del Imperio Romano

Imperio romano de Oriente

La capital de los territorios que quedaron bajo el gobierno de Arcadio fue Bizancio, conocida como Constantinopla, por lo que a este imperio se le conoce también como Imperio bizantino, cuya historia se prolongó por más de un milenio, a lo largo de la cual debió enfrentar diversos conflictos bélicos que le ocasionaron importantes pérdidas de territorio y finalmente su declive con la caída de Constantinopla.

El Imperio romano de Oriente se mantuvo como una de las principales potencias económicas y militares de Europa, el Mediterráneo oriental y el Oriente Próximo en casi toda la Edad Media, sin embargo en el siglo XII inició su definitiva decadencia a raíz de las guerras otomano-bizantinas que culminaron con la conquista por parte de los turcos de los territorios dominados por los bizantinos y la ocupación de Constantinopla.

El Imperio romano de Oriente durante su dilatada existencia fue el principal bastión del cristianismo y se le considera el factor primordial que frenó el avance del Islam a Europa Occidental. Tres de los cuatro centros más importantes del cristianismo se hallaban en los dominios de Bizancio: Constantinopla, Jerusalén y Antioquía.

El imperio de Oriente fue el foco más importante del cristianismo hasta que ocurrió el cisma de Oriente.

La capital del imperio se convirtió en uno de los espacios comerciales más importantes del mundo; comerciantes de Oriente, el Mediterráneo oriental y África venían a Constantinopla a traer mercaderías y adquirir diversos productos, el imperio contaba además con una moneda acuñada en oro que circulaba como moneda corriente por todo el Mediterráneo.

Bizancio era la puerta de la Ruta de la Seda, que unía a Europa y Oriente, permitiendo un importante comercio de seda, especias y otros productos y materias de lujo; la importancia de esta ruta eran tal, que luego de la desaparición del imperio, los nacientes imperios europeos iniciaron la búsqueda de nuevas rutas, que posibilitaron que españoles y portugueses pudieran llegar a América.

El Imperio Bizantino tuvo gran influencia en la creación y desarrollo de leyes y sistemas políticos en Europa y Oriente Medio y su existencia posibilitó la conservación y transmisión a generaciones posteriores de obras literarias y científicas provenientes del mundo clásico y diversas culturas, que de otra forma se hubiesen perdido para siempre.