Posidonia oceánica

La Posidonia oceánica es una planta marina endémica del Mediterráneo, no se debe confundir con un alga a pesar de que poseen algunos rasgos similares; si se observa detalladamente se puede notar que la Posidonia posee raíz, tallo y hojas, además florece y produce frutos; el nombre le fue puesto en honor a Poseidón, el dios griego de los mares.

Pertenece a la familia Posidoniaceae, presenta rizomas de hasta un centímetro de espesor que pueden crecer tanto de forma vertical como horizontal; lo que le permite formar hojas alargadas de un color verde brillante, que con el paso del tiempo se van tornando a un color marrón, están ancladas al suelo marina por raíces que pueden alcanzar hasta 15 centímetros.

Las hojas pueden llegar a alcanzar hasta 1,5 metros de longitud y un espesor de hasta 1 centímetro, poseen entre 13 y 17 nervaduras y ápices redondeados, que tienden a perder por la acción de las corrientes y el oleaje marino; por lo general cada planta posee 6 o 7 hojas, las hojas más viejas se ubican en el exterior para brindar protección a las más jóvenes que se encuentran en el interior.

Posidonia oceánica

Una de las características más distintivas de la Posidonia oceánica es que forma una gran masas de plantas en las praderas marinas del Mediterráneo, lugar donde hay una gran variedad de vida marina.

Las praderas de Posidonia , como se les conoce, asemejan a una pradera terrestre, en otoño e invierno son arrastradas por las corrientes marinas que se forman en estas estaciones.

La Unesco declaró en el año 1999 a la Posidonia oceánica como Patrimonio de la Humanidad por los incontables beneficios que ofrece al medio ambiente, además se le considera un hábitat prioritario que necesita ser protegido.

Ecología y distribución

La Posidonia oceánica es una especie endémica del mar Mediterráneo, actualmente ocupa un área de cerca de 38.000 km2, lo que representa alrededor del 3 % de la cuenca, por lo que es una especie de gran importancia para el ecosistema marino costero de toda la región mediterránea, lugar donde conforma las praderas colonizando los fondos arenosos.

Se ubica por lo general entre los 1 los 30 metros de profundidad en aguas muy claras con valores de salinidad constantes, necesita además de buena iluminación, lo que representa una sus principales limitación para la colonización del fondo marino.

Beneficios que ofrece la Posidonia oceánica al medio ambiente

En el ecosistema costero mediterráneo esta planta es un elemento fundamental debido a:

  • Cada m2 de pradera de Posidonia oceánica puede liberar hasta 20 litros de oxígeno diariamente.
  • Sirve de refugio para diversas especies marinas y se constituye como un área de reproducción para una gran variedad de peces y otras especies que habitan en aguas del Mediterráneo.
  • Ayuda a prevenir la erosión costera, ya que las praderas actúan como una barrera que permite minimizar la fuerza de las corrientes marinas.
  • ​Ayuda a consolidar los fondos de las costas al evitar que las corrientes costeras transporten grandes cantidades de sedimentos.

Una especie en peligro

Las praderas de posidonia presentan un proceso de regresión que ha ido aumentando desde hace varios años debido al aumento de la presión antrópica sobre el litoral mediterráneo, este fenómeno está afectando a todos los ecosistemas presentes en esta región. Hay que considerar que la pérdida de un metro lineal de pradera de posidonia puede llevar a que desaparezcan varios metros de playa, debido al incremento de la erosión.

La desaparición progresiva de las praderas afecta a la biodiversidad presente en el lecho marino, además impulsa el creciente deterioro de la calidad del agua. Las causas de esta regresión se debe a diversos factores, entre ellos:

  • La contaminación, ya que esta planta es muy sensible a la acción de los agentes contaminantes.
  • La pesca de arrastre, ya que esta práctica arranca del suelo marino parte de las praderas.
  • La práctica indiscriminada de deportes acuáticos, debido a los daños que causan en las praderas de posidonia las anclas y los derrames de combustibles, lubricantes, detergentes y algunos desechos sólidos.
  • Las construcciones en zonas costeras que requieren desagües que implican vertido de aguas residuales al mar, lo que hace que el agua se vuelva más turbia y reduzca los niveles de luz que llega a las praderas.